Mucho hemos escuchado sobre el niño o la niña interior que todos llevamos dentro y la importancia de sanarlo estableciendo un contacto amoroso con él o ella. Puede parecer un poco confuso el tema, pero realmente es sencillo de entender.
El subconsciente, representa a nuestro niño interior. Allí es donde están alojadas todas las memorias desde que fuimos creados hasta el presente, todas las emociones, y sentimientos, los recuerdos guardados, los olores, sabores, imágenes, sonidos y todas las interpretaciones que hemos hecho, incluyendo las memorias de vidas pasadas y las de nuestros ancestros están allí almacenadas.
El subconsciente se comporta como un niño pequeño, él genera todas las emociones y reacciones que sentimos de amor, rabia, impotencia, etc. Muchas veces no entendemos el origen de estas reacciones o emociones y pocas veces logramos controlarlas. El niño interior puede dirigir nuestra vida reaccionando constantemente, porque así aprendió a evitar ser herido. También él es quien nos hace percibir el mundo de determinada manera para defendernos de los peligros y agresiones que proyecta en el mundo externo. Es un niño pequeño asustado.
Casi todas nuestras creencias y patrones de comportamiento, tanto negativos como positivos, los aceptamos cuando teníamos entre 3 y 5 años. A partir de entonces, nuestras experiencias se han basado en lo que aceptamos como verdad desde aquella época de nuestra vida. Un niño o niña de unos 3 a 5 años, con su inocencia, tratando de sobrevivir, es el niño o niña que habita en nosotros y nos acompaña aunque no lo hayamos notado. Es aquella parte de nosotros, que hasta la fecha desconocíamos su existencia y por lo tanto la hemos ignorado y abandonado.
Estamos compuestos por tres partes separadas y el equilibrio entre ellas es lo que nos permite fluir por el mundo en armonía y paz. El subconsciente que representa al niño interior, el consciente que representa al adulto, quien toma las decisiones y el supraconsciente que representa el alma, nuestra parte espiritual.
Sabemos que una de las relaciones mas importantes es la que existe entre los padres y el hijo o hija, no nuestro hijo terrenal sino el niño interior, que llevamos dentro junto con nuestro intelecto. El es quien manifiesta la realidad que vivimos de la forma que la percibimos. Si esta relación no se establece, con amor, comprensión y compasión, estaremos experimentando problemas a lo largo de nuestra vida. Podemos restablecer el vínculo y mejorarlo logrando una cooperación entre ambas partes y para esto es necesario construir un intercambio consciente de información y conocimiento a través de la comunicación amorosa, para entender como nuestro niño interno piensa y siente, y porque reacciona de la manera que lo hace.
El Ego es el lado oscuro del niño interior, es el que cuida de tu cuerpo físico. Donde el niño interior es libre, pacífico e inocente, es el que se encarga de mantenerte a salvo del daño. El daño incluye tanto el daño emocional como el físico, ya que el daño se traduce en dolor. Si algo te lastimó en el pasado, evita que te vuelva a suceder, no entiende si ahora vives otra circunstancia o te está bloqueando lo que deseas, simplemente trata de protegerte. El ego es la suma de todos los instintos de supervivencia del Niño Interior. Hay una cosa que el niño interior teme más que a nada… El rechazo, tu rechazo,porque el niño interior te ve a ti como su Padre/Madre. Como resultado, tu rechazo puede tener un fuerte efecto en él.
Para la mayoría de las personas la relación con el niño interior permanece intacta hasta que alcanzan la edad de ir a la escuela. Desde ese momento en adelante, les fue dicho que no fueran tan imaginativos, entonces empezamos a perder el contacto amoroso y consciente con nuestro niño interior.
Si él cree que estás haciendo un intento por moverte hacia algo que te ha creado dolor en el pasado o quizás la muerte, buscará bloquearte. Él no quiere que te hieran de nuevo. El niño interior no es tu enemigo, es tu guardaespaldas, así que trabaja con él o ella y no en su contra. Cuando lo haces amorosamente, tu vida fluye.
Lo que nos hicieron en el pasado no lo podemos controlar. Lo que sí podemos hacer es tomar nuestro poder aquí y ahora, dejar de tratar a nuestro niño como nos trataron a nosotros. Entonces no teníamos elección, ahora sí. El momento de poder es siempre el presente, y es muy triste y doloroso si continuamos criticándonos y maltratándonos. Volver a establecer una relación con nuestro niño desde el amor y la comprensión es la mejor forma de sanar nuestra dañada autoestima. Es la única manera de realizar cambios positivos en nuestra vida: establecer relaciones sanas, cuidar nuestro cuerpo, trabajar en algo que nos gusta, ser prósperos, amar incondicionalmente y llegar a sentirnos plenos y feliz. Cuando cambiamos desde el amor, todo nos sale bien. Aquello que somos en nuestro interior, aquello en lo que continuamente pensamos, finalmente se evidenciará en nuestras palabras, nuestras acciones e incluso, nuestra expresión.
Nuestro niño interior realmente es muy simple, solamente quiere ser amado y aceptado, sentirse seguro dentro de ese amor y el amor en el que tiene más interés es el amor que le vas a dar como su padre/madre.
