El Ángel de la Guarda, o Ángel Custodio, es el ángel que se le asigna a cada alma para que la acompañe a través de su vida y después de la muerte. Esa presencia amorosa cuyo trabajo es cuidar y guiar a los seres humanos en su recorrido por la vida, permanece junto al alma de la persona en todo momento.
Los Ángeles de la guarda también llamados custodios son los encargados de velar y de cuidar en todo momento de la persona a quien han sido designados como sus protectores. Son seres inteligentes, dotados de una gran pureza y ofician de puente entre Dios y su custodiado. Ellos tienen la misión de siempre recordarnos el camino de regreso a nuestro verdadero hogar que es Dios, aconsejan pero no obligan. Guían al ser humano en su camino pero no interfieren en su voluntad, fuimos creados con libre albedrío, somos dueños y responsables de nuestras acciones. El destino o misión de cada persona en la tierra no puede ser cambiado por un ángel guardián. Cada quien decide la manera como lleva su vida.
Los ángeles usan una gran variedad de métodos para contactar a las personas. Esto puede ser a través de los pensamientos, la intuición, las ideas, imágenes, la telepatía y esa vocecita interna que nos guía, indicando el camino a seguir y la cual nunca se equivoca. Pueden usar a otras personas para enviar sus mensajes y pueden además “manipular” las circunstancias diarias para ayudarnos en situaciones difíciles. Otras veces, para ofrecernos asistencia física, asumen las características de una persona, animal o simplemente se manifiestan en la forma que los imaginamos, ya que ellos son pensamientos de Dios en forma viva y necesitan adaptarse a nuestra sabiduría y conocimiento.
Es primordial establecer contacto directo con los ángeles de la guarda llamándolos a menudo. Lo mejor para iniciar la comunicación es utilizar la forma verbal, ya que los ángeles necesitan escuchar el sonido de nuestra voz. Cada persona, individualmente, debe encontrar “su manera” de conectarse con sus ángeles. Estando en armonía con los ángeles de la guarda, la intuición aumenta y se comienza a entender los mensajes de advertencia y guía que entregan. Los ángeles están siempre dispuestos a ayudar, obviamente depende mucho de la actitud y disposición de las personas. Nosotros somos los únicos que podemos abrir la puerta de nuestra mente, alma, corazón y cuerpo para que ellos nos ayuden.

